jueves, 29 de agosto de 2013

La lista


Siempre es bonito cuando antes de empezar un viaje uno piensa en las cosas que uno cree que necesita; poco a poco va investigando que más puede hacer falta y se empieza a elaborar una lista. Uno cree que es una buena lista pero quizá haya cosas que se escapan, así que uno empieza a mirar foros y blogs de otros viajeros y se da cuenta de lo lejos de la realidad que uno estaba. Al final la lista es interminable pero empezamos a mirar lo que tenemos, lo que no tenemos lo pedimos prestado, patrocinado, etc… y finalmente hay que comprar intentando estirar al máximo el dinero, y estirar al máximo el gasto mensual y al cabo de unos meses quizás acabaremos tachando todo lo que teníamos pensado de la lista; o quizás lo obviemos porque si no nos ha hecho falta hasta ahora, ¿por qué lo ibas a necesitar en el viaje?

En ese punto uno se da cuenta de que cuanto más compara uno y visita tiendas más piensa que quizás esa chaqueta que estaba en la lista al final no abriga lo suficiente; o si a las bicis con las que viajamos a Japón le hacemos unos arreglos no sirven, pero quizás haya que dar el paso y comprar algo en condiciones después de algunos problemas que nos dieron; o si puede que el maldito GPS que siempre hemos dudado sobre su necesidad sea realmente necesario complementando los mapas en papel…

Entre unas cosas y otras nos pusimos en contacto con Crosso, una marca de alforjas polaca que ya utilizamos en nuestro viaje a Japón gracias a las que nos prestaron de Cyclotrip. Tras breve intercambio de mensajes les gustó la idea de nuestro viaje y decidieron colaborar con un buen descuento en material, así que en total encargamos 4 alforjas traseras, 4 alforjas delanteras y 2 bolsas estancas, pero de esto ya hablaremos más adelante.

Ahora por fin estamos en ese momento en que los meses pasan y el viaje cada vez va tomando más forma y actualizando un poco el material con el que contaremos podemos decir que tras estudiar, repasar y darle vueltas y más vueltas a esa maldita lista, casi casi tenemos todo lo que nos hace falta: todo el abrigo para épocas de frío, toda la ventilación para aguantar el calor, todo el resguardo para descansar bajo las estrellas… pero lo mejor de todo es que ¡aún no tenemos bici!



miércoles, 7 de agosto de 2013

Hace un año...

    El día de hoy, hace un año, estábamos histéricos. Al día siguiente volábamos rumbo a Japón. Dispusimos todo el equipaje en el salón, embutimos parte del mismo, las bicis plegadas y las alforjas dobladas en una caja que no podía sobrepasar los 32 kilos de peso. Fue un día estresante, mezclado con el miedo lógico del que se ha metido en algo que no acaba de tener bajo control. Lo que nunca imaginamos, ni en nuestros mejores sueños, es que las siguientes 5 semanas nos marcarían de por vida.


jueves, 25 de julio de 2013

Callejeros viajeros en mi sofá


    Debido a la dichosa crisis, las opciones de aventuras de la mayoría de los españoles han sido reducidas a dos formatos: google maps (con su maravillosa aplicación Street View) y programas como Españoles por el Mundo o Callejeros Viajeros. Pues bien, en nuestro caso, y hasta que reunamos todo lo necesario para iniciar el gran viaje, venimos empleando una tercera opción: traernos esos viajeros que el resto del mundo ve por la tele a nuestra propia casa.

    A través de páginas como Couchsurfing y Warmshowers ofrecemos un cobijo para aquellas personas que lo necesiten y/o que tengan interesantes historias que contar. La primera, Couchsurfing, que significa literalmente algo así como "surfeando en el sofá" es una comunidad digital que integra a millones de personas a lo largo de prácticamente todos los países del mundo. Éstos ofrecen o solicitan hospedaje a cambio de lo que les dicta su sentido común: dejar las cosas como se las han encontrado, algún fregoteo o, por qué no, deleitar al anfitrión con alguna especialidad culinaria. Por otro lado, Warmshowers funcionaría con un sistema parecido, solo que en este portal los que alojan y son alojados son cicloturistas. En ambos casos los perfiles funcionan con un sistema de referencias, por lo que nunca acoges a un desconocido en tu hogar totalmente a ciegas. Y, por supuesto, siempre eres libre de declinar la petición.

    El último mes de julio ha sido especialmente ajetreado en nuestra casa, y nos encantaría compartir con vosotros las historias de las grandes personas que han llegado a nuestra morada a dos ruedas y cargadas de alforjas. ¡Es curioso qué atractiva puede llegar a ser Pamplona en San Fermín y sus proximidades!

    El mes de julio lo inauguró Heo, un cicloturista de Korea del Sur. Llegó a Pamplona de paso en su viaje desde Frankfurt hasta Madrid, pasando por el Camino de Santiago y dándose un garbeo por Portugal. Cuando nosotros fuimos a Japón, la gente nos preguntaba, preocupada, cómo íbamos a hacernos entender. Pues bien, Heo, además de koreano, es sordo, tiene problemas de dicción y chapurrea el inglés. Y ahí está el campeón. Papel y boli en mano tuvimos largas e interesantes conversaciones sobre miles de cosas. Por ahí estará rodando por la carretera el vivo ejemplo de que no existen problemas sino excusas para no hacer lo que quieres. Aunque en koreano, aquí va su blog (google-traducible): http://blog.naver.com/HERSUN1227



    Y ya en pleno San Fermín llegó la locura: se nos ocurrió invitar a los chicos de Biziklautak, que habían empezado hace dos días su vuelta al mundo con origen y destino en Bilbao, al mismo tiempo que a Natalia y Javi, de Bicicleting. Además, vino mi hermana, con lo que nos juntamos en casita 8 personas y 7 bicicletas. Pero sobre todo muchas, muchas historias. Realmente, fue como un punto de encuentro entre presente (Biziklautak), pasado (Nati y Javi, unos 3 años viajando) y futuro (nosotros mismos), que sirvió para crear nuevas esperanzas, chocarnos de frente con una dura realidad, compartir miedos e ilusiones y, sobre todo, pasarlo muy bien. Lo siento Javi Biziklautak, pero para el recuerdo quedará tu demostración de cómo te duchaste, ¡con final exhibicionista incluido!



   Ya cuando acababan las fiestas apareció Oriol, otro huésped más por nuestra casa, un chico joven según su DNI, pero con una conversación infinita sobre los temas mundanos y divinos. Después de haber viajado con sólo 17 añitos desde Barcelona hasta Ámsterdam en bici, tres años después estaba inmerso en dar la vuelta a la rica Península Ibérica. Lo de rica va por su diversidad y paisajes, no se me malinterprete.


    Para todos ellos, incluida Cris, muchísima suerte en el futuro, ojalá podamos cruzarnos en alguna carretera y podamos seguir contando nuevas historias regando nuestras gargantas con unas cervecitas fresquitas. Muchas gracias por hacernos partícipes de vuestras aventuras.

sábado, 1 de junio de 2013

Dejar todo atrás

    Vivimos de alquiler en una casa preciosa del barrio de la Rochapea, en Pamplona. En plena época de crisis, ambos tenemos trabajo. Gabi trabaja en un centro de jardinería que quiere hacerle un contrato indefinido. Por mi parte, soy una aspirante a doctora en historia que trabaja en una tienda de deportes. Tenemos buenos amigos cerca, el curro a 10 minutos de casa y vemos el San Cristóbal desde la ventana (cuando hace buen tiempo, claro). No pasamos ningún apuro, gozamos de buena salud y no nos falta de nada.

     El problema es que nos sobra todo.

    ¿En qué momento de su vida alguien se plantea dejarlo todo atrás y lanzarse a una aventura incierta? ¿Por qué quebrar un estilo para pasar frío, calor y hambre? ¿Por qué renunciar a lo establecido, a lo que socialmente se espera de nosotros, simplemente por montar en bici? No tengo las respuestas a estas preguntas, no soy precisamente filósofa, ni tengo suficientes experiencias en las alforjas como para elaborar una tesis acerca de ello.

Sí que podría hablar un poquito sobre la libertad.
También podría hablar otro poquito sobre el tiempo que dedicamos a vivir.
Por último, podría hablar un poquito más sobre la felicidad.

    Pero no lo voy a hacer porque no pretendo convencer a nadie, del mismo modo que no pretendo que aquellos que no nos comprenden, de repente se vean beneficiados por el don de la fé. Prefiero dar la palabra a personas como Salva Rodríguez, que lleva 7 años pedaleando; o al Biciclown, un payaso que recorre el mundo sobre dos ruedas para repartir sonrisas; o a una familia entera, que ha perdido la cuenta de las culturas que han conocido sus hijos:






    ¿Por qué lo hacemos? Porque no quiero arrepentirme de no haberlo hecho.